(NewsNation) – Un nuevo estudio descubrió posibles vínculos entre la pandemia de COVID-19 y posibles afecciones neurológicas, sanguíneas y cardíacas.

El nuevo estudio, publicado en Vaccine, es el estudio más grande de este tipo desde que comenzó la pandemia y podría reavivar el debate sobre los riesgos y beneficios de la vacuna.

En los últimos tres años, se han administrado en todo el mundo más de 13,500 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19. La Organización Mundial de la Salud anunció recientemente que la vacunación ha salvado al menos un millón y medio de vidas sólo en Europa.

El estudio vincula las vacunas con ligeros aumentos en enfermedades neurológicas, sanguíneas y cardíacas, como miocarditis, pericarditis y síndrome de Guillain-Barré.

Los investigadores enfatizaron que una asociación entre la vacuna y los efectos secundarios adversos no prueba que la vacuna los haya causado y que los efectos secundarios eran raros.

De los más de 99 millones de personas estudiadas, los investigadores observaron 190 casos del síndrome de Guillian-Barré, que normalmente se desarrolla después de una infección viral pero que también se ha relacionado con vacunas en casos raros, y 69 casos de afecciones hematológicas.

El propio COVID-19 también puede provocar efectos secundarios que afectan al corazón, incluida la miocarditis.

Entre los que han experimentado efectos secundarios se encuentra George Watts, Jr., de Nueva York, de 24 años, un estudiante universitario sano que murió de miocarditis relacionada con la vacuna hace dos años. La afección figura como un posible efecto secundario de la vacuna Pfizer.

Ha habido luchas partidistas durante años, con los republicanos objetando los mandatos de vacunas y diciendo que la vacuna se lanzó al mercado rápidamente, mientras que los demócratas presionaron para que se impongan mandatos en nombre de la salud pública de los estadounidenses en general.

Desde que comenzó la pandemia en marzo de 2020, casi siete millones de personas han muerto en todo el mundo a causa del COVID-19, entre ellas más de un millón de estadounidenses.