La emergencia de salud pública de COVID-19 se extenderá más allá de su fecha de vencimiento actual de mediados de enero, después de que la administración de Biden no notificó a los estados ni a los proveedores de salud sobre ningún plan para levantarla.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) prometió avisar a las partes interesadas con 60 días de anticipación si tiene la intención de dejar que expire la emergencia de salud pública. Ese plazo era el viernes.
En octubre, el HHS extendió la emergencia de salud pública hasta el 11 de enero. La emergencia de salud pública se declaró por primera vez en enero de 2020 y desde entonces se ha renovado cada 90 días.
“La emergencia de salud pública de COVID-19 sigue vigente y, como se comprometió anteriormente con HHS, proporcionaremos un aviso de 60 días a los estados antes de cualquier posible terminación o vencimiento”, dijo un portavoz de HHS.
Las muertes diarias y las tasas de casos han disminuido, aunque EE. UU. sigue viendo morir a más de 300 personas a causa del coronavirus cada día.
La declaración ayudó a que se aprobaran tratamientos y vacunas a una velocidad vertiginosa y permitió a la administración garantizar que los estadounidenses no tuvieran que pagar por ellos. La extensión también garantiza que continuarán las políticas como los beneficios ampliados de Medicaid, la cobertura de telesalud y los pagos adicionales a hospitales y médicos.
Los funcionarios de salud pública esperan otro aumento de coronavirus este invierno a medida que las personas se reúnen en el interior, donde el virus se propaga más fácilmente. Los funcionarios de salud de la Casa Blanca han estado instando a las personas a recibir la vacuna COVID-19 específica de la variante actualizada y han dicho que el alcance de cualquier aumento depende de las precauciones que tomen las personas y las tasas de vacunación.
El presidente Biden ha instado al Congreso a proporcionar miles de millones más en ayuda para pagar las vacunas y las pruebas de COVID-19, aunque los legisladores se han mostrado reacios a proporcionar fondos adicionales.
Una vez que finalice la emergencia de salud pública, el gobierno federal dejará de pagar las vacunas, las pruebas y los tratamientos contra el COVID-19, trasladando los costos al sector comercial.
Los republicanos en el Congreso han estado presionando a la administración para que ponga fin a la emergencia de salud pública, argumentando que no hay más justificación para que continúe, especialmente tras el comentario de Biden en septiembre de que la pandemia “terminó”.
—Actualizado a las 5:08 p. m.